Por la Bióloga Rosa Mas Gonzalez

El Jabali en la Wikipedia

El jabalí ha sido injustamente criminalizado y perseguido; son animales inofensivos cuya
presencia en entornos humanos es consecuencia de los desequilibrios provocados en los
espacios forestales. La pérdida de hábitat y de los manantiales naturales por deforestación y
contaminación, la ausencia de depredadores naturales, como el lobo, desaparecidos de las
montañas porque fueron cazados sin contemplaciones, unido a la nefasta práctica de
alimentar artificialmente a los animales con el fin de atraerlos para abatirlos a tiros son las
verdaderas causas de ver jabalíes, animales naturalmente huidizos, en caminos, carreteras,
incluso en áreas pobladas. Su aparición no es el problema, sino el síntoma de una grave crisis
ecológica de la que los animales son las principales víctimas. En realidad, es mucho más
sencillo, ético y barato restaurar los bosques que seguir arrasándolos y matando a sus
habitantes.

Matanzas selectiva de los cotos como diversión o masacrarlos sin ninguna posibilidad de supervivencia.

El jabalí es una animal versátil que habita en todos aquellos ambientes que le proporcionan
suficiente cobertura para ocultarse, pudiendo presentarse tanto en bosques y montañas como
en marismas; en las tierras valencianas se encuentra sobre todo en bosques y matorrales,
frecuentando las cercanías del agua. Allí permanecen durante el día sesteando en camas que
construyen hozando entre la vegetación e incluso cortando ramas para cubrir los flancos.
Su actividad comienza con el crepúsculo desplazándose en busca de comida. Su alimentación
es considerada omnívora, aunque ciertamente la materia vegetal supone la mayor parte de su
dieta, especialmente en verano y otoño, cuando la oferta de frutos es grande; con menos
frecuencia ingiere alimentos de origen animal como micromamíferos, algún gazapo y
ocasionalmente, carroña. El resto de su actividad nocturna la dedican al aseo y cuidado de su
pelaje, para lo que buscarán lodazales en los que poder revolcarse, posteriormente eliminan el
barro seco frotándose contra algún árbol, actividad que les ayuda a desembarazarse de
posibles parásitos externos.

Son individuos sociales cuya estructura social básica está formada por varias hembras solas o
acompañadas por juveniles de diferentes camadas, guiadas por una matriarca que se
caracteriza por ser la mayor, la más experimentada o la más fuerte del grupo. Poseen un
complejo sistema de comunicación entre los diferentes miembros del grupo: gruñidos cortos y
secos con la misión de marcar una situación de alerta u otros más agudos, indicativos de que
es necesario emprender la huida, son dos de los más habituales. Los machos adultos son
solitarios o van acompañados de un macho más joven que recibe el nombre de “escudero”.
Con la llegada del celo, en otoño e invierno, los verracos buscan la compañía de las hembras.
Las jabalinas son prolíficas y tras una gestación de unos cuatro meses, nacerán de 4 a 7 crías, a
veces hasta diez, llamados rayones por su pelaje listado que se irá oscureciendo a partir de los
tres meses, tornándose rojizo hacia los seis meses para acabar adquiriendo el color más oscuro
de adulto al llegar al año.
La abundancia del jabalí es cuantiosa a pesar de que hay escasas referencias de su presencia
en los montes valencianos en el siglo XIX y principio del XX, si bien algunas referencias apuntan
que, sin ser comunes, siempre hubo algunos ejemplares en el noroeste de Castellón.

Imagen habitual en estado natural en las que se dejan ver ya que suelen rehuir la presencia humana, no sin razón…

A partir sobre todo de los años 60, la colonización del territorio es bastante rápida apareciendo
incluso en localidades costeras. La razón del éxito colonizador radica en varios factores:
# Eliminación de sus depredadores naturales: linces, águilas y lobos.
# Gran capacidad adaptativa a las variaciones del medio debido a que su estrategia
reproductiva es del tipo ‘r’, es decir, basan su éxito en el aumento del número de crías más
que en la prolongación del cuidado de la prole, lo que les proporciona una elevada capacidad
de resistencia a posibles condiciones adversas. Sin embargo y debido a su gran plasticidad
ecológica, puede adoptar un comportamiento como especie K si las condiciones son
favorables y el grupo no se siente amenazado.
# Cambios en el monte: el despoblamiento rural y consiguiente abandono de los cultivos y de
la recolección de leña ha permitido un resurgimiento del matorral que les sirve de cobijo, a lo
que hay que añadir las prácticas de agricultura intensiva en los espacios rurales periurbanos a
los que se ven abocados debido a la presión cinegética en las zonas de alta montaña; todo ello
ha propiciado que casi durante todo el año el jabalí encuentre el alimento y el refugio que
necesita para el amplio desarrollo de sus poblaciones.
# El suministro artificial de alimento: Una de las prácticas comunes y extendidas dentro del
mundo cinegético es suministrar comida suplementaria a los animales que se pretende cazar
utilizando diferentes sistemas o variantes como:
– Suministrar alimento durante todo el año en espacios acotados.
– Suministrar alimento en determinados lugares para atraer a los animales antes de ser
cazados.
– Sembrar campos de cultivo para fijar su presencia dentro del territorio.
La aportación de alimento complementario tiene la finalidad de fidelizar a los animales en los
lugares prefijados, favoreciendo el aumento de su reproducción, su engorde y una conducta
más sedentaria que posibilite su localización y caza. Familiarizarse y asociar la presencia
humana como fuente de alimento predispone al acercamiento de los jabalíes a los sembrados
de las poblaciones y a los residuos de alimentos.

Dormilón absolutamente adaptado a nuestros residuos.

 

 

 

 

 

 

 

 

El desplazamiento de los animales a las zonas pobladas provoca conflictos entre estos y los
seres humanos por daños en cultivos principalmente. La respuesta habitual a los problemas de
coexistencia con los demás animales es matarlos. Sin embargo, la caza no solo no ha sido
solución sino que se ha demostrado como parte importante del problema.
La actividad cinegética supone la muerte de millones de animales cada año lo que justifica
sobradamente su repulsa. La creciente sensibilidad social hacia los demás animales, basada en
los estudios que demuestran la complejidad de sus habilidades cognitivas y emocionales,
plantea problemas éticos a la hora de autorizar actividades tan crueles. Una vez probado y
asumido que compartimos el interés por vivir, por mantener nuestra integridad y por
desarrollarnos como individuos, se hace necesario revisar la relación que mantenemos con
ellos, buscando alternativas a los usos que coarten tales intereses. Además, se promociona

como una práctica inevitable que contribuye a regular los ecosistemas, afirmación totalmente
falaz. Los grupos familiares estables acostumbran a moverse por las mismas zonas (son
animales de costumbres), y muestran un índice de reproducción bajo, impidiendo una
sobrepoblación que los desequilibre. Por el contrario, el hecho de matar a un determinado
número de individuos de un grupo causa un desequilibrio en la población, de modo que se
ponen en marcha mecanismos de reproducción compensatorios para paliar el daño sufrido y
garantizar, así, la pervivencia del clan.

Matanzas para una supuesta regularización en algún lugar urbano.

En consecuencia, se amplían los períodos de reproducción, aumenta el número de crías en
cada parto y las hembras son fértiles a edades más tempranas, incluso con tan solo uno o dos
años de edad. La aparición de esta “maternidad inmadura” hace que las madres y sus crías
tiendan al alimento fácil de las tierras de cultivo, haciéndose dependientes del ser humano
para su supervivencia. Por otra parte, los animales abatidos suelen ser machos adultos,
ejemplares más codiciados como trofeos por su mayor tamaño, lo que conlleva el
rejuvenecimiento aberrante de las poblaciones; la eliminación de las matriarcas, más adultas y
experimentadas, incrementa el número de jóvenes que vagan erráticos y desorientados con
poca capacidad de adaptación a un entorno que les resulta hostil, pues no han aprendido de
sus mayores a sobrevivir, provocando la ruptura de las estructuras sociales imprescindibles
para el correcto desarrollo de las especies y del ecosistema.
En el caso de las batidas, indicar que no garantizan la posible afección a otras especies y que
no son selectivas, ya que generalmente no se tiene el tiempo suficiente para valorar los
individuos abatidos antes de dispararle. Si se utilizan perros de caza, estos, por su propia
actividad, el ambiente en el que se desenvuelven y sobre todo por su estrecho contacto con
determinadas especies (muerden presas, comen carroña, olfatean rastros, beben agua
estancada), se exponen a una serie de enfermedades por lo que pueden actuar como vector
de transmisión. Además, la práctica cinegética puede tener efectos negativos por inducir la
pérdida de variabilidad genética de las poblaciones, comprometiendo el propio desarrollo
evolutivo de la especie.
A pesar de la criminalización de la que son objeto, lo cierto es que los jabalíes mantienen la
buena salud de los espacios forestales:
• Actúan como paisajistas del bosque, oxigenan, ventilan y esponjan el terreno, diseminando y
sepultando las semillas de diferentes árboles y plantas, y favoreciendo su germinación y el
desarrollo de los ecosistemas boscosos.
• Ayudan a dispersar determinados hongos, en especial los hipogeos, que fructifican bajo
tierra; entre ellas figuran especies tan valoradas como las trufas. Muchas esporas de estos
hongos se encuentran envueltas dentro del fango de su pelaje.
• Hurgando y rascando la tierra con sus patas y su morro, participan en la introducción del
humus y en la revitalización de la estructura del suelo. Además, revolcándose en la tierra
favorecen la formación de charcas en las que bañarse, proporcionando un hogar a los anfibios.
• Por su dieta omnívora y oportunista, también participan en la regulación de las poblaciones
de los pequeños roedores que encuentran mientras están hurgando la tierra.

• Actúan como recicladores del medio natural comiendo los restos y despojos de otros
animales.
• Llevan a cabo un elevado consumo de orugas, gusanos, larvas e insectos favoreciendo el
saneamiento de los árboles.
Frecuentemente se producen quejas de los agricultores por los daños que sufren los cultivos a
causa de los animales; en realidad, no son desplazamientos voluntarios sino provocados por
los cazadores, que les impulsan hacia las zonas periurbanas, siendo también causa de
accidentes de tráfico.

El atropello cada vez mas frecuente debido a los desplazamientos y la falta de previsión de cunetas y zonas de escape animal adecuadas en su construcción.

La Ley 6/2014, de 7 de abril, introdujo una serie de reformas en el Texto Articulado de la Ley
sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial; la norma correspondiente a la
responsabilidad por atropellos de especies cinegéticas, es decir, de animales como ciervos o
jabalíes que puedan escaparse de un coto privado de caza e irrumpir sorpresivamente en
nuestras carreteras, provocando accidentes por colisión o al tratar de eludirlos, dice lo
siguiente: En accidentes de tráfico ocasionados por atropello de especies cinegéticas en las
vías públicas será responsable de los daños a personas o bienes el titular del aprovechamiento
cinegético o, en su defecto, el propietario del terreno, cuando el accidente de tráfico sea
consecuencia directa de una acción de caza colectiva de una especie de caza mayor llevada a
cabo el mismo día o que haya concluido doce horas antes de aquél. También podrá ser
responsable el titular de la vía pública en la que se produzca el accidente como consecuencia
de no haber reparado la valla de cerramiento en plazo, en su caso, o por no disponer de la
señalización específica de animales sueltos en tramos con alta accidentalidad por colisión de
vehículos con los mismos.
Técnicas de caza como batidas o ganchos provocan movilidad y dispersión en los animales, que
tienden a volver a sus parajes habituales tras la cacería originándose en este trance el mayor
número de accidentes de tráfico en los que se ven implicados.
La Península Ibérica en general y España en particular, funcionan como el mayor reservorio de
biodiversidad de Europa, con un gran número de especies endémicas, dándose además la
circunstancia de que se trata de uno de los territorios más vulnerables al cambio climático y
sus efectos.
En el Estado Español se encuentra más del 80 % del total de especies de plantas vasculares
europeas y más del 50 % de las especies de animales; la mayor variedad de mamíferos y
reptiles y el tercer puesto en diversidad de anfibios y peces. Esta elevada biodiversidad queda
reflejada en la gran extensión de territorio que forma parte de la Red Natura 2000, que ocupa
en la actualidad el 30 % de la superficie de España. La gestión de los espacios de esta red
supone uno de los mayores retos de conservación de la naturaleza a los que nos enfrentamos
en la actualidad, ya que requiere la actuación coordinada de diversas Administraciones
públicas y la integración de las consideraciones ambientales en las políticas sectoriales
(legislación, capacidad y condiciones de acceso a los fondos europeos, etc.) Dado que la
biodiversidad constituye un parámetro esencial cuya conservación resulta imprescindible para
la supervivencia del género humano en unas condiciones de desarrollo mínimamente dignas,
parece sobradamente justificado el identificar las causas principales de su pérdida paulatina.

Sus depredadores naturales son escasos debido a la falta de políticas territoriales nacionales que comprenda las necesidades de la nueva era territorial.

 

 

 

 

 

 

 

Son múltiples los factores que conducen y han conducido, desde la aparición de nuestra
especie, a la pérdida de biodiversidad y que de un modo u otro están directamente
relacionadas (en su origen) con la intervención de la mano del hombre.
El doctor J.L. Tellería15, en su artículo titulado «Pérdida de biodiversidad: causas y
consecuencias de la desaparición de especies», identifica cinco grupos de impactos de origen
antrópico que se manifiestan como importantes amenazas para la supervivencia de las
especies; a saber:
• Pérdida, degradación y fragmentación de los hábitats: expansión agrícola, actividades
extractivas (deforestación, minería…), acuicultura industrial, desarrollo urbano,
infraestructuras, erosión, fuegos.
• Sobreexplotación de especies silvestres: caza y recolección, explotación legal e ilegal por
encima de la capacidad de reposición de las poblaciones.
• Contaminación: uso excesivo de pesticidas, efluentes mineros, industriales y urbanos, exceso
de fertilizantes.
• Cambio climático: debido al vertido creciente de gases de efecto invernadero resultados de
la actividad industrial y de la destrucción de los bosques.
• Especies (mal llamadas) invasoras: propagadas inadvertidamente por todo el planeta y que
se convierten en competidoras, depredadoras o parásitas de las formas nativas.
• Factores intrínsecos de las especies: pobre dispersión, pobre reclutamiento, especialización.
La caza —tanto legal como ilegal— se considera, por tanto, como uno de los factores que
pueden incidir negativamente sobre la biodiversidad al incrementar los procesos de
explotación de las especies silvestres y favorecer la introducción de especies exóticas.
Por otra parte, debe considerarse que los mecanismos de gestión inherentes al modelo actual
de caza, caracterizado por generar múltiples impactos (construcción de pistas, vallados
cinegéticos y otras infraestructuras asociadas a los cotos de caza, incendios forestales…),
intervienen directamente en la pérdida, degradación y fragmentación de los hábitats en los
que se desarrolla la actividad cinegética.
En España, uno de los métodos más frecuentes de control de daños ha sido la espera nocturna,
es decir, la caza de los hipotéticos ejemplares que están provocando el daño. Sin embargo, la
práctica de esta modalidad de caza, lejos de contribuir a la protección de los cultivos, en
muchas ocasiones provoca el efecto contrario, ya que, debido a las escasas condiciones de
visibilidad en las que se celebran las esperas –generalmente de noche–, se suelen abatir,
lógicamente, los ejemplares de mayor tamaño, que en ocasiones son hembras acompañadas
de su camada, provocando que los jóvenes jabatos, al quedarse huérfanos, sobrevivan a
expensas del cultivo, con lo que el daño que se pretendía evitar se verá incrementado.

La permisividad de las instituciones con la caza debe ser revisada, pues ya se ha demostrado
como una práctica contraria a la ética y como factor coadyuvante en la desestabilización de los
ecosistemas.
En consecuencia, urge la puesta en práctica de sistemas de prevención, que junto con el
control ético de las poblaciones, disminuya los riesgos y haga compatible la agricultura con el
desarrollo de las poblaciones de jabalí.
De entre todos los métodos disponibles, quizá la combinación de alimentación suplementaria
disuasoria y los pastores eléctricos sean los mecanismos más eficaces que contribuyan a la
solución del problema. Pero quizá un aspecto interesante, nada desarrollado hasta la fecha en
España, sea el estudio y planificación de la implantación de cultivos. Lógicamente, hay una
serie de cultivos más vulnerables que otros según las apetencias del jabalí. Por tanto, se puede
planificar el establecimiento de los cultivos en un área determinada, de manera que los menos
atractivos queden en el borde del bosque y los más sensibles (como el maíz forrajero o el
girasol, por ejemplo) se sitúen a mayor distancia de las zonas de encame. También se pueden
planificar cultivos “diana”, alejados de las plantaciones.
Otras medidas a tener en cuenta:
+ Preservar los hábitats naturales boscosos más idóneos para los ungulados
garantizando la tranquilidad necesaria con el fin de que las poblaciones se estabilicen.
+ Favorecer determinadas plantaciones forestales en los hábitats de los jabalíes y evitar así
desplazamientos motivados por escasez de alimento.
+ Habilitar suficientes corredores y pasos naturales de fauna para que los animales silvestres
puedan evitar los viales transitados y los entornos más humanizados.
+ Desfragmentar hábitats mediante la restauración de espacios rurales y boscosos que
han sido roturados, provocando desconexión con el consiguiente aislamiento de la fauna y
aumento de la incidencia de las colisiones con los vehículos.
+ Distanciar los cultivos de las masas forestales.
+ Restauración del bosque original.

Animal abatido con el método de la espera que posicionas tiradores en lugares fijos con cebos o el tradicional vertido de aceites usados que los animales utilizan para desparasitarse y camuflar su olor

Es fundamental la ordenación de sistemas rurales agrícolas y forestales con el fin de
salvaguardar la integridad de los ecosistemas evitando el acercamiento de los animales
silvestres a las zonas habitadas o a los cultivos, en concordancia con los objetivos planteados
por la Red Natura 2000 y de la legislación derivada, tal y como se recoge en el preámbulo de la
Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad: “En la sociedad
actual se ha incrementado sensiblemente la preocupación por los problemas relativos a la
conservación de nuestro patrimonio natural y de nuestra biodiversidad. La globalización de los
problemas ambientales y la creciente percepción de los efectos del cambio climático; el
progresivo agotamiento de algunos recursos naturales; la desaparición, en ocasiones
irreversible, de gran cantidad de especies de la flora y la fauna silvestres, y la degradación de
espacios naturales de interés, se han convertido en motivo de seria preocupación para los

ciudadanos, que reivindican su derecho a un medio ambiente de calidad que asegure su salud y
su bienestar. Esta reivindicación es acorde con lo establecido en nuestra Constitución que, en su
artículo 45, reconoce que todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado
para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo, exigiendo a los poderes
públicos que velen por la utilización racional de todos los recursos naturales, con el fin de
proteger y mejorar la calidad de vida y defender y restaurar el medio ambiente, apoyándose
para ello en la indispensable solidaridad colectiva.”

Enlace de la leyenda del «Jabalí Escudero«

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