A pasado casi un mes y empiezo a asimilar que ya no estas con nosotros. Hecho de menos tu saludo mañanero tus alocadas salidas de madre y tu atención. Llegaste durante la crisis económica del 2008 cuando ya no soñaba con que algún da podría disfrutar de la compañía de un ser de tu especie Boxer. Eres como un sueño concedido de mi infancia y a la vez ese hermano con el que compartes algo mas allá de la formalidad de vivir juntos. Té recuerdo aun en mis manos con el biberón, cullo contacto extremadamente caliente de los de tu especie me hizo viajar en una ocasión cien kilómetros para poder salvarte de la «fiebre» que luego fue el resultado de tu potente crecimiento.
Llegaste como para acompañar en especial a Manchita en mis ausencias, desde entonces dejo tanto el viajar buscándome por toda la comarca, ella entendió que tenia que cuidarte y así hizo hasta que la vida se la llevo como a ti. Aprendiste bien, porque también tu cuidaste de nosotros ya fuera Gat o Blau y tus ahijadas «Colores» o «Blanquita» y sus bb a los que te teníamos que quitar del alcance porque los llenabas de babas y así te puso de sobrenombre Jose Manuel Gonzalez, nuestro gran amigo naturista e ingeniero de montes -«El Babas» demasiado «feo», «fuerte» y «buena gente» como para que un heavy forestal como el le pasara desapercibido.
Para cuando Manchita nos dejo, tu ya estabas en plena forma, eras todo un cachorro bien formado y plenamente integrado en la casa, plenamente entrenado por ella, solo que su vacío nos fue muy duro, así que buscamos la forma de poder cubrir el vacío. «Chiqui» nuestra «perri-gato» montañera, traviesa, veloz y provocadora que ahora comparte nuestra tristeza sobre todo por que no puede competir con tigo en los mimos…
Moira:
En 2018 llego la nueva estrella de la Mateba. Un paramo habitado por uno y ocasionales paso a ser una familia no especifista. Pero no todo fue tan rápido. Tu Odin pesabas alrededor de 35 kilos y ni un gramo de grasa. Por entonces eras capaz de arrastrarme con la bicicleta durante mas de 20kilometros y tenia que saltar para evitar que te diera una infarto. tu pelaje brillaba al menor rayito de luz y te recuperabas en cinco minutos sin problema, vuelta a empezar. A moira le pareciste una fiera y nosotros una pandilla de perdidos, aunque la cosa acabo al poco tiempo, mutaste a su «bb de cuatro patas» y 35 kilogramos, sobrinos gatos y otras especies. Ahora como yo, te hecha de menos y si quiere le dejamos un trocito de blog para que ponga lo que crea…